
Quien no ha pensado alguna vez en su muerte?, ¿Quién no se ha imaginado a sus seres queridos llorando desesperados y eso le ha producido placer?, el placer que te da el sentirte querido en grado extremo, ver la magnitud que produce tu perdida en los demás.
¿Quién no se ha imaginado su entierro? La caja bajando poco a poco con cuerdas, como los funerales de las películas, con tu gente querida alrededor, mirando el vacío que se esta llenando con tu ataúd, con la misma progresión que se están vaciando sus almas y que les produce un dolor incurable, dolor que llena tus ansias de sentirte querido.
Yo si, muchas veces, incluso antes de saber que la muerte existía. Me acuerdo una vez, un domingo, que de pequeño me escondí debajo de la cama, esperaba inmóvil que mi madre me buscara y al no encontrarme, escuchar su chillido. Ese día estuve horas esperando, y nadie me echaba de menos, al final aburrido salí de allí decepcionado.